jueves, 17 de abril de 2014

Vértigo

Ella pensó que todo había pasado, que no había nada que temer, sólo había sido una pesadilla.
Se probó a sí misma, dio unos cuantos pasos hacia adelante y se detuvo, retrocedió, se frotó las manos con nerviosismo, se mordió el labio, su pelo negro y su falda roja ondeaban con el viento; respiró profundamente, vio el horizonte, le dio pánico, no había nadie, sólo ella, sólo el viento;  miró hacia el cielo, le dieron nauseas, era azul con nubes blancas, un clima estupendo.
Se arrepintió de nuevo y hecho a correr hacia el otro lado, pero algo la detuvo en seco, no, no podía dar marcha atrás, era una decisión tomada, que importaba lo demás, que importaba el miedo.
Dejó de pensarlo, su corazón latió con fuerza, se armó de valor, cerró los ojos, comenzó a correr, abrió los brazos y se hecho al precipicio.

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